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CRISTO REY
-- 24 de Noviembre de 2024
Daniel
7: 13-14;
Apocalipsis 1: 5-8;
Juan 18: 33-37
CRISTO
REY
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1. --
"Charlie Johnson OP"
<cjohnson@opsouth.org>
2. -- Sr. Kathleen Maire OSF <KathleenEMaire@gmail.com>
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1.
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2.
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Daniel
7: 13-14;
Apocalipsis 1: 5-8;
Juan 18: 33-37
La fiesta que hoy celebramos, Nuestro Señor Jesucristo, Rey
del Universo, fue agregada al calendario de la Iglesia por
el Papa Pio XI, en el año 1925. Fue un tiempo durante la
historia cuando estaba creciendo el nacionalismo y fascismo
en Europa. El Papa quería subrayar la victoria de Cristo
sobre el mal y el Reino de la justicia establecida con la
resurrección de Jesús. Quería recordarles a los católicos de
aquel tiempo que el Reino de Dios es distinto a cualquier
otro reino que los políticos pueden establecer. Creo que una
lección que demos aprender de nuevo hoy en día.
Es importante escuchar bien las palabras de Cristo en el
Evangelio. Cuando Pilato le pregunta a Jesús, ¿Eres tú el
rey de los judíos?” Jesús contesta: “Tú lo has dicho. Soy
rey.” Imaginémonos, Jesús como prisionero, frente a Pilato
que tiene poder sobre su vida, y Jesús contesta que si, es
verdad que él es rey. Debía parecer ridículo a Pilato. Sin
embargo, Jesús insiste que El es rey, pero que su Reino es
distinto. Dice: “Mi Reino no es de este mundo”. Quiere decir
que su Reino no se base en el poder de armas y ejércitos, ni
en la conquista de terreno y impuestos. Su reino no funciona
según los criterios de dominación y de control.
Jesús dice que su papel como rey es de servir como testigo
de la verdad. Aquí la verdad indica la sabiduría de Dios y
su plan para la salvación del mundo. La palabra de Jesús es
segura; es el mensaje de Dios para la liberación de la
humanidad. La palabra de Jesús no depende del poder humano.
No se impone. Los que la escuchan son capaces de aceptarla o
rechazarla. Jesús viene con una invitación a conocer el
camino hacia Dios. Cada persona puede aceptar la invitación
o no.
Aceptar a Cristo como Rey es entrar en el misterio profundo
de la fe. Pilato es símbolo de un Imperio que puede decidir
la vida o la muerte de otros seres humanos; por el
contrario, Cristo es un Rey que extiende la vida eterna a
todos los que escuchan su voz. Pilato es símbolo de juicio
humano que puede imponer la pena de muerte según su
voluntad. Cristo es un Dios que extiende el perdón y no pide
recompensa. Pilato es símbolo de poder que depende de la
fuerza de armas. Cristo es un Rey que sufre, hasta la
muerte, pero que no busca la violencia para establecer la
victoria. Pilato es símbolo de los que mandan a los demás.
Cristo es un Dios que expresa la voluntad de Dios en
servicio a los demás. Pilato es símbolo de la ambición
humana que da lealtad y los líderes que le pueden premiar.
En resumen, Cristo es Él que, por medio de su fidelidad al
Padre, invita a todos a vivir según la compasión de Dios.
Cuando Cristo dice: “Mi Reino no es de este mundo”, no
quiere decir que no se vive dentro de este mundo. Jesús
siempre llamó a sus discípulos a vivir ahora con justicia y
con compasión. Quería que sus seguidores extendieran a otros
la generosidad que ellos habían recibido de Dios. Su Reino
se base en las Bienaventuranzas, no en los mandamientos. Su
Reino se fundamenta en la misma compasión de Dios, no en una
versión de ley establecida por los poderosos de este mundo.
Su Reino se base en el perdón y en el amor pródigo de Dios,
no en un concepto de control y opresión.
Creo que la Iglesia nos invita hoy, al final del año
litúrgico, no solamente aceptar a Cristo como Rey, sino de
comprometernos a vivir según los preceptos de su Reino.
Estamos invitados para aceptar a Cristo: en el sufrimiento,
el servicio, la fidelidad, llenos de amor y compasión, como
modelo de nuestra vida. Este Cristo Resucitado ya ha ganado
la victoria sobre todas las fuerzas del mal. En El, nosotros
compartimos la victoria. Podemos vivir en confianza con
Cristo como Rey de nuestra vida.
Sr. Kathleen Maire OSF <KathleenEMaire@gmail.com>
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